ANTONIO NÚÑEZ JIMÉNEZ

Articulo Divulgativo

Por Luis Enrique Ramos**** Periodista, miembro de la Unhic.

Desde hace dos siglos, nuestro país ha contado con excelentes geógrafos e historiadores, hombres y mujeres que han asumido el reto de interpretar desde la ciencia los entresijos del medio natural. Para Cuba, situada en la zona tropical del esferoide terrestre, la geografía adquiere una connotación especial y marcadamente social, porque toda ella está centrada en el hombre y sus interacciones con el medioambiente.

Fue justamente esa idea la que marcó la vocación de Antonio Núñez Jiménez, figura excepcional de la ciencia cubana contemporánea, cuyo centenario se conmemoró el pasado 20 de abril.

Núñez nació en Alquízar, el 20 de abril de 1923. Tal vez, su propio origen en una comarca rural, despertó en él, muy temprano, la afición por las excursiones y la exploración que, como germen en sangre, no le abandonaría nunca.

El primero de sus innumerables méritos históricos fue acometer la fundación de la Sociedad Espeleológica de Cuba (SEC), la primera asociación en América Latina dirigida a la investigación científica de las cavernas, hecho que se produjo el 15 de enero de 1940. Aquella sociedad creada por Núñez cuando acababa de cumplir solo 17 años, tenía un nombre tan raro que pocas personas conocían exactamente su significado, aun tratándose de individuos ilustrados. Años más tarde, la SEC llegaría a alcanzar un sólido prestigio internacional con la realización de innumerables estudios acerca de las cavernas cubanas, tan numerosas, tan extraordinarias como si existiera otra Cuba bajo la superficie de la Tierra.

El primer recinto donde tuvo su sede la sociedad era pequeño; pero tuvo un sentido simbólico que la vinculó a la historia de Cuba y de La Habana:quedó situada en un local interior al trozo de las antiguas murallas de la ciudad, localizado frente a la Estación Central de Ferrocarriles. Allí se constituyó además un pequeño Museo donde Núñez y sus compañeros atesoraban los resultados de los primeros viajes e investigaciones.

Años después, al conmemorarse el vigésimo aniversario de la SEC, Fidel Castro, entonces primer ministro del Gobierno Revolucionario, pronunció el conocido discurso donde preconizaba que el futuro de Cuba sería necesariamente “un futuro de hombres de ciencia, un futuro de hombres de pensamiento”. Años después la efeméride sería tomada como Día de la Ciencia Cubana.

Concluidos sus estudios universitarios, Núñez Jiménez comenzó a trasladar a otros los conocimientos que había adquirido, y así se le vio trabajaren la docencia como profesor del Instituto de Segunda Enseñanza del Vedado y en la Universidad Central de Las Villas. En 1954, a costa de grandes esfuerzos personales, logró publicar su Geografía de Cuba, que más que un texto para la enseñanza era un análisis de la terrible situación económica y social existente en el país, sobre todo en el campo. Su autor no se limitó a exponer hechos: propuso vías y exigió medios y acción para cambiar la injusta situación social imperante en el país; por ello el gobierno dictatorial de Fulgencio Batista ordenó que el libro fuera quemado y su autor sometido a juicio. Cinco años después, en 1959, el Gobierno Revolucionario en el poder decidió reeditar aquella obra que fue después ampliamente utilizada como libro de texto en las escuelas del país.

Durante la guerra revolucionaria (1957-1959) se incorporó al Ejército Rebelde, y se destacó por su valiosa cooperación cartográfica y sus cono*cimientos topográficos de las diversas regiones de la Isla.

Sin dudas, el mayor mérito científico alcanzado por Núñez Jiménez fue el haber logrado imprimir a su obra de contenido geográfico, un enfoque integrador, combinando elementos físicos, históricos, y sociales, es decir, uniendo Cuba, la naturaleza y el hombre, título elegido por él para su obra magna: una gran enciclopedia geográfica de nuestro archipiélago en 17 tomos de gran formato que, además, ha transmitido su nombre a la fundación que creó.

Entre los acontecimientos notables de su vida como geógrafo e investigador aparecen la expediciónal pico Turquino en marzo de 1945 y las numerosas exploraciones de casi todas las cavernas de Cuba. Entre estos estudios se destacan los realizados en Punta del Este, Isla de la Juventud, cayo Caguanes, la cueva del Indio, los sistemas cavernarios de Santo Tomás, Majagua-Cantera y muchos otros. Acerca de ellos investigó orígenes,características físicas, fauna troglodita, elementos arqueológicos y antropológicos, y significación geográfica como parte del paisaje cubano. Estos resultados fueron trasladados a textos como Cuba con la mochila al hombro y Clasificación genética de las cuevas de Cuba, Cuba: dibujos rupestres y otros muchos de similar valor.

Las publicaciones de Núñez Jiménez pasan de 1600, se cuentan entre ellas no solo los libros y artículos de contenido científico, sino las destinados a la enseñanza de la Geografía, las de carácter histórico y las dirigidas a la divulgación popular de la ciencia que tanto amó.

Núñez tuvo la oportunidad de realizar dos exploraciones polares: una al ártico en abril de 1972, y otra a la Antártida, en noviembre de 1982. En la primera de las dos navegó en una isla de hielo a la deriva y en la segunda, permaneció 10 días entre los hielos polares del hemisferio sur de nuestro planeta.

Capítulo aparte merece su notable expedición En canoa desde el Amazonas al Caribe, realizada en 1987, durante la cual recorrió 19 países de Sur y Centroamérica, acopiando gran cantidad de información histórico-geográfica sobre nuestra gran patria continental, y colectando material cultural de diverso tipo a lo largo de 10 000 km de recorrido.

Núñez participó activamente en la política de la Revolución. Alcanzó el grado de capitán del Ejército Rebelde; laboró con tenacidad incansable en la primera Oficina de Planes y Coordinación del Comandante en Jefe, y principalmente en la Secretaría Ejecutiva del Instituto Nacional de la Reforma Agraria, cuya misión fue organizarla labor constructiva del proceso revolucionario y poner las tierras en manos de quienes realmente la trabajaban.

El 20 de febrero de 1962 fue designado presidente de la Comisión Nacional de la Academia de Ciencias, cargo desde el cual trazó la nueva política científica de Cuba y creó decenas centros de investigación. Muchos de ellos —como el Instituto de Meteorología—, existen en el presente, y acumulan un acervo científico de extraordinario valor para el país.

En los primeros años de la década del setenta del pasado siglo, Núñez Jiménez fue nombrado embajador de Cuba en Perú, allí alternó, siempre que le era posible, sus altas responsabilidades diplomáticas con la ejecución de expediciones arqueológicas y geográficas. Sobre su fructífera etapa en Perú quedaron trabajos de singular importancia dedicados al arte rupestre, que han recibido una altísima valoración por parte de los arqueólogos y antropólogos peruanos.

Por sus notables trabajos geográficos y su trayectoria revolucionaria recibió innumerables condecoraciones y reconocimientos; destacadas entidades y sociedades científicas le eligieron entre sus miembros. Obtuvo su título como doctoren Ciencias Geográficas en la Universidad Lomonosov de Moscú.

Su fructífera vida terminó el 13 de septiembre de 1998, después de haber entregado 75 años al desarrollo de la geografía científica en Cuba. Por indicación expresa del eterno historiador de la Ciudad, Eusebio Leal, sus restos reposan en el Jardín de la Madre Teresa, en la Basílica Menor de San Francisco de Asís.